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El siglo XXI, por fin comenzó

Estamos ya en fase tres de la epidemia del coronavirus en todo el país, es momento de quedarse en casa, más que nunca.

Sin tratar algún tema en específico o ir de manera profunda voy a señalar temas que son importantes y como el virus, están en el aire, pero nadie los ve.

El primero es breve, pero muy profundo y es que, platicando con una colega historiadora, me dijo que los cambios de siglo no son propiamente numéricos, sino que los marcan grandes cambios sociales.

Por ejemplo, el siglo XVIII, terminó con la toma de la bastilla y la Independencia de EU, el XIX terminó ya tarde con la primera guerra mundial y, algunos dicen, que el siglo XX, terminó con la caída del muro de Berlín.

Y sin duda, el siglo XXI, empezó con la pandemia del coronavirus.

En todos los casos anteriores, el mundo nunca volvió a ser el mismo.

No volveremos a ser los mismos que solíamos ser en enero. Lo dejo a la reflexión de todos ustedes.

Ya en materia, el tema que me cruzaba por la cabeza, es el inminente arranque del proceso electoral de 2021 en el mes de septiembre.

El actual gobierno quiere control del INE y carro completo en las intermedias, hasta el presidente López, muy a su estilo planteó la revocación de mandato… No contaban con la astucia del coronavirus.

Las pifias del gobierno y su proceder durante la pandemia, serán evaluados en las urnas, el efecto López va en picada, a pesar que desde el gobierno se organiza la compra de votos más descarada de la historia a través de los programas asistenciales.

El partido guinda está más dividido que las coreas y simplemente se nota un caos, la apuesta de los vinotintos es al efecto López y a sus clientelas, a las que por cierto son las preferidas en la repartición de apoyos durante la contingencia.

La oposición. Lamentable, andan escondidos por los rincones, temerosos de que alguien los vea y solo platican con los cajones, solo esperan un yerro del presidente para aparecer y así como aparecen se van.

Que diferencia sería que ahora mismo, la oposición estuviera preparando una propuesta clara para atender esta catástrofe que se nos viene encima, una propuesta clara. En la oposición hay intelectuales, ingenieros, economistas que pueden aportar algo al país. Pero no hay oposición.

La única oposición somos nosotros y es así como lo habremos de manifestar en su momento.

Porque si la máxima de que tenemos el gobierno que nos merecemos, también es verdad que tenemos la oposición que merecemos.

Yo no estoy de acuerdo con una ni con otra.

Ya veremos las campañas en la era del coronavirus.

Por otro lado, vamos a la recesión económica más severa que ha visto la humanidad desde inicios del siglo pasado y no es culpa de este gobierno ni de ningún otro.

La historia dice que ningún presidente o sistema político puede avanzar en medio de una recesión, eso lo debemos tener claro todos.

El fantasma del hambre cubrirá con su mando a millones de personas más, que caerán irremediablemente en niveles de pobreza alimentaria bastante severos.

“O nos mata el hambre, o nos mata el coronavirus…”, me dijeron por ahí.

El petróleo, como les dije al principio, estamos atestiguando la historia, lo que vimos todos en estos días de ver la caída de los precios del petróleo a números rojos, fue realmente impactante para quienes somos hijos de la era del hidrocarburo.

Ese día comprobé lo caro que puede ser hacer elefantes blancos, como una refinería, más por ideología, por un discurso, que por una planeación estratégica. Cuando todos sabemos que la era del hidrocarburo, está viendo sus últimos lustros de vida.

En fin, solo son unas reflexiones desde el aislamiento, la vida sigue, con sus claroscuros, vemos la luz de la gente, apoyando al más necesitado y también vemos la miseria, como aquellos quienes atacan al personal médico o los agreden en la calle.

Bondad y miseria, de eso todos tenemos, pero por cada uno de esos descerebrados que comete un acto de esa índole, hay miles de mexicanos que estamos dispuestos a apoyar a quien lo solicite.

El virus, la desgracia, el hambre, el crimen y la violencia, siguen allá afuera, testimonios y demandas de la gente que no pueden esperar a que termine la cuarentena.

Vamos a enseñar a las futuras generaciones que en el siglo XXI aprendimos a preocuparnos por el de a lado, tal vez no podamos ayudar a cientos o a miles, porque a veces solo podemos con nosotros mismos. Ayudemos a uno, a una familia y así todos.

Aquí no importa si eres chairo o fifi, aquí el virus nos iguala a todos y para salir de esta es momento de unirnos y somos capaces de hacer la diferencia.

Quienes piensen lo contrario, van en contra de la historia.

Y lo van a pagar más temprano que tarde…

Tiempo al tiempo.

@hecguerrero

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