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El 2019 fue un mal año para la seguridad, pero pudo ser peor…

Las 34,582 víctimas de homicidio doloso en el año 2019 son, en términos absolutos, un ominoso récord. Una cifra que no refleja en su totalidad la tragedia humanitaria que vive México ni su descomposición social. 

El número de homicidios osciló entre 2,731 y 2,993 al mes. En promedio hubo 96 asesinatos al día, 4 muertes intencionales cada hora. 

Sin embargo, ver solo los absolutos ayuda a construir un discurso político pero no  abona a entender el problema y mucho menos a construir soluciones ancladas a la realidad. 

Si se da un paso atrás y se analiza la tendencia de los últimos cinco años se hace visible que tal vez la política de seguridad, aunque tuvo el año más violento de la historia, podría ir en el camino correcto de la pacificación del país. 

Por primera vez en cinco años la tasa de crecimiento de homicidios dolosos no es de doble dígito. 

En el año 2016 los homicidios crecieron en 25% con respecto al 2016; al año siguiente el incremento fue del 28% mientras que en 2018 la tasa de crecimiento de los homicidios fue del 17%. 

De haberse repetido la tasa de crecimiento de homicidios dolosos del último año de gobierno de Enrique Peña Nieto, el 17% de 2018,  hoy estaríamos hablando de la cifra histórica de casi 40 mil muertes por la violencia en el país. 

Empero, el incremento del delito en cuestión fue de 839 casos, el 2.49%; dato que por ningún motivo borra la tragedia que significa pero que al mismo tiempo es un cambio significativo en la tendencia que comenzó en 2015, cuando comenzó el repunte de homicidios que hoy vemos. 

El presente año será, sin duda clave para la política de seguridad pública de los municipios, los estados y la federación, especialmente en los cinco estados de la República que hoy concentran más del 41% de los homicidios: Guanajuato, Jalisco, Chihuahua, Estado de México y Baja California. 

Un incremento de doble dígito como ocurrió entre 2016 y 2018 será sin duda, un fracaso total y rotundo, que debería resultar en un golpe de timón, cambios inmediatos en los titulares de los encargados de las áreas de seguridad. 

Un crecimiento de solo un dígito, como en 2019, será un avance modesto pero a todas luces insuficiente, en el que podría otorgarse el beneficio de la duda en espera de resultados para el 2020. 

Una reducción marginal, de solo un dígito sería igualmente insuficiente, pero avance con mayor claridad que lo ocurrido este año.

 Una bajada a doble dígito en el número de homicidios sería, entonces sí, los datos anhelados para decir que México es un país en vías de pacificación.

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