El jueves por la noche, mediante un mensaje en redes sociales, las propias y las institucionales, el gobernador Francisco Domínguez nos dio la noticia que ya todos esperábamos: Querétaro ajustaría aforos y horarios ante un nuevo pico máximo de contagios desde que se registra en territorio queretano la pandemia de COVID-19, pasábamos al Escenario B.
“Necesitamos de ti, no me cansaré de pedírtelo. Tu compromiso individual será nuestra fuerza colectiva para dar un respiro al personal de salud, para tener la economía abierta, para regresar a clases, para estar sanos y tener futuro”, señaló Domínguez en su mensaje a la sociedad queretana.
Días antes, un grupo de dirigentes empresariales lanzó un ‘llamado urgente’ a las autoridades para que no restringieran horarios ni aforos, en caso de que Querétaro pasara, por el alza de contagios de Covid, del escenario A, al escenario B.
En otras palabras, lo que los ‘dirigentes’ pedían era el gatopardismo: cambiar para seguir igual y, peor aún, no escuché en sus discursos una sola mención a la autorregulación.
Casi se los cumplieron. Las restricciones no variaron demasiado, incluso en algunos casos los horarios se ampliaron, reduciendo los aforos.
No dudo ni un instante de las buenas intenciones del empresariado local, en particular de las cúpulas; sin embargo, si me genera enormes dudas la laxitud con la que tratan a sus agremiados y no lo digo como una percepción.
Las cúpulas empresariales TODAS solapan a sus agremiados, no se suman a la corresponsabilidad social, lanzan peticiones a la autoridad, exhortos a la ciudadanía, pero no hablan ni una palabra y ya no digamos, realizan acción alguna, para mantener a raya a sus agremiados y si no me cree, veamos:
Desde el inicio de la aplicación de restricciones por la pandemia, las Unidades Anticovid han ordenado la suspensión de mil 321 negocios en todo el territorio estatal, según el más reciente reporte de la Secretaría de Salud.
Esto implica que, en Querétaro, por violentar las restricciones sanitarias, cada día han suspendido tres negocios, desde junio del año pasado. Tres negocios que diariamente son cerrados por no cumplir las medidas sanitarias. Tres negocios diarios a los que les vale madre que sus clientes se contagien, siempre y cuando ellos sigan obteniendo una ganancia económica. Tres negocios, cuyas dirigencias gremiales les solapan diariamente por violar la norma.
De ellos no hablan los dirigentes; omiten compromisos reales para autorregularse, para supervisarse y ser corresponsables, de todos eso no hablan los dirigentes empresariales, pero sí llaman a la sociedad a ‘ser consientes’ y a las autoridades a ser ‘comprensivos’. Yo les pregunto: ¿Y ustedes, qué hora traen chaparritos?
Y ya ni les digo que en estos 13 meses las unidades Anticovid han emitido 29 mil 888 recomendaciones sobre los protocolos de seguridad que deben cumplirse para prevenir la enfermedad COVID-19. ¡Nada más!
¡Tantita coherencia no les caería mal! ¡Digo!
El último párrafo. “El regreso a clases (presenciales) es inminente”, dijo la secretaria de Educación, Delfina Gómez frente al inquilino de Palacio esta semana; sin embargo, no han sido capaces de explicar cómo garantizarán, paso por paso y pormenorizadamente, los cuidados sanitarios. Si no son capaces de darles un cubrebocas a los estudiantes ¿Cree usted que serán capaces de organizar un regreso seguro a clases? Yo tampoco. ¡Les digo!
Quejas, dudas y comentarios: @Paniagua_Fdo