Chicago, IL.- En días pasados la nueva alcaldesa de la ciudad, Lori Lightfoot, escribió una carta a Donald Trump sobre las acciones que adoptará contra las amenazas de redadas de inmigrantes indocumentados.
Comparto con ustedes la traducción de la misiva publicada por el diario The Washington Post, cuya lectura me ha dejado con una amplia sonrisa. Espero que surta el mismo efecto en todos ustedes.
“Querido Presidente Trump:
El viernes ordené que el Departamento de Policía de mi ciudad no coopere con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en ninguna actividad dentro de la ciudad de Chicago y que no le permita a agentes de ICE tener acceso a nuestra base de datos de la policía.
Estas acciones terminan con el acceso de ICE a la base de datos del Departamento de la Policía de Chicago y evitan que el departamento pueda facilitar operativos, establecer perímetros para poner puntos de control de ICE, o que auxilien a ICE en actividades de arresto o deportaciones. Nuestro departamento legal emitió nuevos protocolos específicos aconsejando a todo el personal trabajando en espacios que le pertenecen al gobierno de la ciudad, incluyendo bibliotecas, edificios de los distritos de parques, centros para personas de la tercera edad y escuelas, que no cooperen con ICE. Y aumentamos significativamente el financiamiento del fondo de defensa legal de la ciudad para compensar los costos legales para los indocumentados de Chicago.
Tomé estos pasos en respuesta a una serie de políticas de su administración que no nos hacen estar más seguros o más fuertes como nación.
Todos podemos estar de acuerdo en que nuestro sistema migratorio está roto. Debemos hacerlo mejor –tanto para nuestros residentes como para los que vienen a nuestras fronteras. Una reforma integral y humana puede y debe ser un imperativo bipartidista. Sí, necesitamos una seguridad fronteriza razonable –pero debemos lograrlo de una manera que sea consistente con nuestros valores y nuestra historia como un país construido y fortalecido por inmigrantes.
La agresiva posición antiinmigrante de la administración federal no nos mueve hacia estas metas. Ha provocado alarmantes daños a largo plazo sin mover la aguja hacia una reforma comprensiva.
Aproximadamente 180,000 indocumentados viven en la ciudad de Chicago, trabajando, usando el sistema de transporte público, mandando a sus hijos a escuelas públicas y atendiendo colegios de la ciudad. Todos los días, cuando hablo con inmigrantes, refugiados y defensores, lo que escucho es miedo, confusión y ansiedad. Miedo de que familias sean separadas, confusión sobre el alcance de sus derechos y ansiedad de que la próxima vez que alguien toque a su puerta, o estén en el próximo semáforo pueda ser algo que irremediablemente altere las vidas que han construido para ellos en esta ciudad.
Las amenazas y realidades de una aplicación migratoria más intensa no han tenido el efecto disuasorio que creía, porque la gente a la que usted persigue con esto no es, en realidad, el problema. Ellos vinieron a los Estados Unidos en busca de una mejor vida, escapando de la violencia, de una pobreza aplastante y regímenes opresivos que restringen sus derechos básicos. Ellos trabajan en nuestros negocios locales, reparan y construyen nuestras calles, edificios y otras obras de infraestructura. Ellos son nuestros vecinos, son miembros de nuestras familias, son parte de nuestra comunidad. Ellos contribuyen a nuestra economía en maneras significativas. Incontables negocios son un testimonio de este hecho.
Atacar a miembros de nuestras comunidades también daña nuestra economía local, porque hay veces que tienen miedo de salir a comprar artículos para sus necesidades básicas.
Le insto a que repiense las políticas nocivas que su administración promueve, tanto en la frontera como dentro del país. Como la mayoría de los estadounidenses, en las noticias veo imágenes de instalaciones insalubres e inaceptables a lo largo de nuestra frontera. Como madre, estoy horrorizada por el trato y la muerte de niños detenidos. Es inconcebible, contrario a nuestros valores fundamentales y un desperdicio del dinero de los contribuyentes en litigios costosos que podrían ser evitados.
Sr. Presidente: usted encabeza un gobierno sin igual en poder y prestigio. Lo insto a que honre el cargo y a la gente a la que sirve colocándose como un líder con logros que han eludido otros presidentes –una reforma migratoria humana e integral. Use su capital en esa misión.
Considere los daños que las amenazas de operativos tienen sobre los niños en todo el país –niños que se van todas las noches a la cama y a los campamentos de verano o a parques cada mañana con la constante preocupación de que agentes de ICE se llevarán a sus padres.
Cualquier esfuerzo de ICE en nuestra ciudad va a ser recibido con una resistencia incansable de la gente de Chicago, que se ha estado organizando sin parar en las comunidades, y que tiene una resolución inquebrantable de estar junto a nuestros vecinos inmigrantes, y nunca en contra de ellos.
Como alcaldesa de una ciudad americana maravillosa, única y diversa, yo llevo estas historias de los niños conmigo y los he conocido, escuchado sus testimonios y los he visto directamente a los ojos llenos de lágrimas. Lo insto de nuevo, Sr. Presidente a que encuentre su conciencia antes de que se haga más daño a las vidas de estos niños y sus familias, y a la posición y respeto que nuestro país ha gozado en el mundo”.