De manera muy parecida, tanto en Guanajuato como en Querétaro el Partido Acción Nacional (PAN) comenzó la selección de sus militantes que podrán ser candidatas y candidatos en las elecciones de 2024… y de quiénes no.
Llamó la atención el descarte de dos panistas destacados que han desarrollado buen trabajo en sus responsabilidades como servidores públicos pero que no competirán por el cargo de elección popular al que aspiraban.
Me refiero a la Presidenta Municipal de León, Alejandra Gutiérrez Campos y al Presidente Municipal de Querétaro, Luis Bernardo Nava Guerrero.
La primera anunció su determinación de postularse por la reelección al frente del municipio leonés en lugar de ir por la candidatura al gobierno de Guanajuato. El segundo declaró que no irá por la candidatura al Senado de la República y se quedará a concluir su segundo trienio al frente de la alcaldía queretana.
Aterciopelado
En el vecino Guanajuato, quien gestó el diálogo y redujo a casi nada la disputa interna por la postulación gubernamental fue el exgobernador de Morelos en funciones de delegado del CEN del PAN, Marco Antonio Adame, quien tenía la encomienda de abrir camino para la postulación a Libia Denisse García Muñoz Ledo.
Logró su objetivo sin conflicto aparente.
En Querétaro fue a través de la intervención del gobernador, Mauricio Kuri González que se gestó el acuerdo interno: Nava Guerrero se mantiene en la presidencia municipal hasta el año próximo mientras que Guadalupe Murguía Gutiérrez es ungida (de manera colateral y extraoficial) como la candidata panista al Senado de la República.
Así que a pesar de las debilitadas dirigencias estatales panistas en ambas entidades, fueron resueltos los casos de la principal candidatura que se juega en cada entidad.
Fue necesario que intervinieran actores políticos externos a la estructura partidista formal para resolver y evitar el conflicto interno (y, por ende, el riesgo de rupturas).
En Querétaro, algo similar sucede en las filas de Morena aunque en este caso no comenzaron con la definición de sus candidatos sino con el “cierre de filas” y la “operación cicatriz”.
Hace dos fines de semana los morenistas queretanos, junto con gente del Partido del Trabajo (PT) y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) realizó la denominada “Primera Reunión para la Organización y Trabajo en Equipo”.
Fue una especie de conclusión de un primer paso clave: dejar atrás la competencia interna y reagruparse en torno a su candidata presidencial.
Es de destacarse, a modo dejemplo, que aunque aparentemente poco o nulo acercamiento hubo entre ellos, estuvieron en la reunión el Senador de la República Gilberto Herrera Ruiz y el encargado del despacho de la Fiscalía General del Estado de Hidalgo, Santiago Nieto.
La perspectiva
En las dos entidades citadas se registra un prolongado periodo de gobiernos surgidos de las filas blanquiazules; en ambas, también, el morenismo ha crecido y en las dos es real la posibilidad de que el partido fundado por López Obrador pueda crecer y arrebatar posiciones al partido gobernante.
Una parte importante de la definición del voto ciudadano será, sin duda, la proyección de las candidatas presidenciales, Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz.
Hasta el momento, la morenista avanza sobre rieles y poco a poco deja atrás el estigma de ser una especie de “clón” de Andrés Manuel López Obrador.
Claudia Sheinbaum logró compactar a los grupos que se formaron a raíz de la contienda por la postulación, a pesar de “la espinita” que representa Marcelo Ebrard y su impugnación del proceso de nominación.
La postulante del Frente Amplio por México se estancó. Su chispa y simpatía del inicio ya no es suficiente para competir. Falta un ajuste en su estrategia y mucha propuesta. Lo lamentable es que los partidos aliancistas priorizan el reclamo de posiciones en lugar de fomentar la unidad en torno a su candidata.
Cada bloque labra su futuro.