Un emocionante día de carreras se convirtió en un momento de pesar y sorpresa en el Autódromo Hermanos Rodríguez hoy, cuando un incidente en la primera vuelta del Gran Premio de México dejó a los aficionados con el corazón en la mano.
Las luces rojas se apagaron, y los monoplazas de la máxima categoría del automovilismo se lanzaron hacia la primera curva.
Mientras los dos Ferrari de la primera fila experimentaban una mala arrancada, los Red Bull, con Max Verstappen en tercera posición y Sergio Pérez en quinta, se embarcaron en lucha por la punta en la recta principal.
La tensión llegó a su punto máximo cuando llegaron al embudo de la primera curva. Leclerc frenó tarde y hubo un contacto con la llanta trasera del auto de Pérez.
El monoplaza de Pérez salió volando hacia la escapatoria en medio de un grito de sorpresa de la afición y un sepulcral silencio posterior.
Sergio Pérez logró completar la vuelta y llegó a los boxes, donde su equipo cambió los neumáticos. Sin embargo, la gravedad de los daños en su monoplaza era evidente, y el piloto mexicano recibió la orden de apagar su automóvil.
Permaneció sentado dentro del garage, visiblemente desconsolado por el giro de los acontecimientos.