Hércules es uno de los barrios más tradicionales de nuestra capital, cuya importancia se remonta a la época de Fernando de Tapia, cuando la zona fungió como enlace comercial hacia otras regiones del bajío, además de la importante textilera que desde aquellos años comenzó su desarrollo dando pie a que floreciera el histórico paraje.
El Barrio es también culpable de muchas costumbres y tradiciones que enriquecen la “sangre” cultural que corre por las arterias de nuestra ciudad y alberga entre sus coloridas fachadas algunos de los tesoros culinarios más representativos de la región: las famosas nieves de Hércules.
El delicioso postre, es un icono no solo de la región, sino de la misma ciudad, disfrutar de una deliciosa nieve artesanal es parte de muchos de los planes familiares dominicales de los queretanos y una de las paradas turísticas obligadas, pues bien dicen por ahí que estar en Hércules sin disfrutar de sus nieves, es como no haber estado, pero, como toda historia, todo tiene un comienzo.
La versión es coincidente, por donde quiera que se pregunte en el histórico barrio se habla de que hace 80 o 90 años, los niños solo esperaban las épocas de granizo para juntar con lo que pudiesen el suficiente hielo para después agregarle limón o el sabor que mamá propusiera, y así fue como todo comenzó; sin embargo, no fue si no hasta 1953 cuando algunas familias de la comunidad comenzaron a producir nieves para recaudar fondos con el propósito de contribuir a la coronación de la Purísima Concepción.
Entre estas familias se encontraba la del señor José Luis Luna Campos, que, en 1978, retomó la idea para convertirla en el exitoso negocio familiar que es ahora, comenzando con tan solo dos sabores limón y mantecado.
De la fama de las Nieves Luna se han reproducido algunos establecimientos mas que se dedican a vender nieves artesanales, pero lo cierto es que las originales y tradicionales de aquel barrio son las del señor José Luis quien además cuenta incluso con recetas patentadas.
“Hoy en día contamos aproximadamente con 25 sabores, además de la nieve de garambullo, tuna y guamiche que son de temporada, de a poco les metemos sabores y esa es una de las razones por las que contamos con la preferencia nuestros clientes, pues buscamos lo característico de la región y lo convertimos en helado” narró el empresario durante la entrevista con EL QUERETANO.
En la actualidad, Nieves Luna está en busca del siguiente peldaño, con la contribución de Eduardo Luna, uno de los hijos del señor José Luis, quien tras tomar las riendas del negocio familiar hace quince años, ahora brindó la confianza a su hijo para llevar la marca y sus delicias a otras ubicaciones de la ciudad y si es posible del estado, a través del esquema de franquicias, pero esa, es otra historia.